miércoles, 26 de mayo de 2010

PATOLOGIA “NATHALIA CASTILLO”


En una de estas noches, alternando conversaciones por Messenger, me he encontrado con una amiga con la que rara vez charlamos, muy rara vez entablamos una conversación fluida, pero que en esas pocas ocasiones es donde sacamos el mejor provecho a nuestra corta interacción, dejando fluir un poco las ideas sin tanto tapujo o pendejada, y nos dedicamos a ver las cosas como las sentimos y percibimos, así sea una cruda realidad. La verdad son conversaciones bastante refrescantes y muy instructivas.

Pero nada como aquella conversación, una conversación que arranca muy normal preguntando el típico “como vas?” pero que ante la respuesta mía se suscita un debate acerca de la conveniencia de la verdad y el valor de ser “frentero”, y ante su respuesta se me viene a la mente un sin fin de ideas que no me he aguantado y que quiero compartir en mi blog mensual.

Ella (cuyo nombre omito, pero si lee esto sabe quien es), me dice que le sucede algo muy extraño, no deja de pensar en la suerte de sus dos ex novios, ya que uno hoy día es un perro mujeriego (la segunda palabra la pongo yo) y el otro es un rumbero, y que lo peor es que le parece increíble pensar que esos hombres que hoy día ve, siempre estuvieron ahí, latentes a la oportunidad de salir a flote. También reconoce que no debería importarle el destino de ellos, pero que le importa, aunque no sabe bien a que se debe.

Mi experiencia en el tema es reducida, pero mas que suficiente para ponerle nombre claro a este comportamiento, que no es nuevo y que me alarma por decirlo de alguna manera, ya que fue el mismo comportamiento que tuvo mi ex novia (si es que se le puede poner ese titulo) durante todo el tiempo que nosotros conversamos luego de que las cosas se vinieron al suelo. “No bebas tanto”, “no fumes”, “cuídate mucho”, “cualquier cosa que necesites ahí estaré”, son frases a las que no le encuentro sentido, ya luego de X tiempo, ¿es necesario que una persona que estuvo de acuerdo con que una relación se terminara, siga haciendo ese tipo de afirmaciones? Lo lamento pero para mi no es valido, tuvo que ser una relación muy corta, o muy de tipo “affaire” para que esas cosas aun se digan entre dos ex novios, de resto me parecen un simple acto de hipocresía en unos casos, y un acto de estupidez en otros. Hipocresía porque luego que vienen a terminar una relación, hacen todo lo posible por acabar lo poco que hay, y luego dárselas de preocupados (as) para mi no tiene presentación, es un acto de total desfachatez creer que aun tienen poder de convencimiento acerca de lo que debe o no debe hacer uno con su vida, ya tuvieron su oportunidad y la desaprovecharon, seria lo mismo preguntarle a una persona que si puede caminar bien luego que le ponemos un tiro calibre 7.62 en la pierna.

Por otro lado la estupidez viene del hecho de que primero son mangoneados (as), con la moral por el piso, engañados (as), utilizados (as) y tras del hecho vienen a procurar el bien de su verdugo, eso dejemoslo a Jesucristo, ya que es equivalente a que si un sujeto nos coje con su carro por pasarse un semáforo en rojo, lo primero que hagamos al recobrar la conciencia es preguntar por el estado del ebrio que nos levantó y cotizar el valor del parabrisas nuevo para el degenerado ese.

¿Suena lógico? Para mi no, y ese es el punto al que quiero llegar, una cosa es terminar las relaciones en buenos términos, no dejar odios latentes que no le hacen nada bien al alma, pero otra muy distinta es preocuparnos por cosas que no hay razón de ser, ya que eso suena a multiples opciones, quieren volver, tienen remordimiento de conciencia, buscan indulgencias tardias, o simplemente no tienen nada mejor que hacer que preocuparse por el ex (o la ex), esperando remendar la pendejada que hicieron, o lo que es peor aun, esperando la segunda palomita para demostrar “que yo soy todo lo que necesita para vivir”.

Ese es mi humilde pero radical punto de vista, posiblemente este sesgado a circunstancias propias, pero yo insisto en que no es propio el venir a velar de una manera tan “sacrificada” por la vida de nuestros ex, uno procura mantener las amistades (en caso de que se pueda), las buenas relaciones y la cordialidad, pero no me parece sano que luego que nos volvemos añicos en una relación (porque por mas bien que termine una relación, siempre se sufre aunque sea poco), venimos al poco tiempo a preocuparnos por ellos, cuando en determinado momento poco o nada nos importó la suerte del que ahora es nuestro ex (no digamos que cuando terminamos lo hicimos por el bien de nuestra pareja).

A esto es lo que yo llamo Patologia “Nathalia Castillo”, no le echo la culpa de ser como es, ya que muy posiblemente lo haga con buena intención, pero al saber que ella no es la única que le pasa, es mi deber comunicarlo al mundo, para asi evitar que otros (as) caigan en el error, y se terminen convirtiendo en agentes patológicos.

¿O será que el agente patológico vengo siendo yo?

Exitos

Diego Sarmiento.